Confitería.
(...)Y en cada corazón que dibujaba,  inyectaba con suspiros sus fantasías eternas, que cargaban su mente con mapas y detalles de encuentros de moños y compoteras. Y esa imagen quedó en sus retinas, gastando sus latidos, pensando.  Itinerante y nómade. ¿Cómo aquellos imantados ojos podrían conducirla a semejante estupor? Sea lo que fuere, está acá sentada, temblando de cariño, con pensamientos spam, subsidiando el día que le sortearon para mañana.