Cuando ya empezás a estornudar, ya está. Cuando las bujías burócratas de mi mente se han gastado, no chispean, tenés la culpa. Acá en las bambalinas se ve todo, hasta las más abaratadas bisuterías que usaban los cadáveres de los camellos. Dirás que es de abyecto acordar que los antros dan botulismo, pero aniquilar el bodrio producido por la cafeína pudre mi vitalidad.