Escribo para que vuelvas
entre el ruido
y el humo.
Te me aparezcas cansado y feliz
con coraje una tarde ventosa, soleada.
Y yo te mire y llore, porque ya dijimos todo.
Escribo para que me mires como yo te miro
en las cosas, en las costas, en las costras.
Escribo para que estés en mi y no te vayas todavía
con muchas más cosas que no son contundentes.
Todo esto es lo que es.