Miriam en el Boliche. Besando al ajeno.

La clara conciencia de lo que se ha perdido, me revive en las horas: largos viajes insípidos.
Mi boca funciona, aún sabe besar.
Mis ojos funcionan, aún conquistan al de pulover blanco.
Mi alma les sonríe, aún persuade.
Lo viví.
Lo hice.
Pero esa conciencia de lo que he perdido se renueva.

No podría amar de nuevo lo que ya he amado.