Culpándome entendí
que bailando esta noche,
y nada más,
me escaparía de los restos
de mi,
de mi voz,
y de mis infiernos.
Entendí que matándome
o no pudiendo matarme
crecería un fuego
y una ficción
convenciéndome de a gotas
de volverme
una fiebre.
Entonces abatida entiendo
que la culpa
que asumiría al escaparme de mí
agitaría un tipo de resaca
que destilaría mi alma
ya húmeda.
Y sólo por eso creo que
bailando esta noche
y nada más,
enloquecerían algunas caras
entendiéndome.