La primavera de hielo, que foresta mis sueños más libres, embotella esta sensación líquida.
Va encrespando mi vida, como el mejor perfume de un color que me alumbra.
Ayuno de tu plenitud, porque llena de tajos mis únicos saberes.
Tijeras de hielo cortan mis infinitos.
No quiero pestañear, no te disculpes nunca.
Tal vez me extrañe. ¿De qué tenia miedo?
Tal vez era la piedra que trababa mi alma, la nota de la mejor armónica.
Quien va, vuelve. Apagón y rutina.