El dobladillo de la enagua de una ola de pensamientos y "Venís".

Sibame la cabeza, para que tu música se mezcle con mis pelos.

Elongando el silencio de esta ausencia, se me embaraza el cerebro de dinamita.
Ya me encontré! Era yo esperando por mí.
Un gato, un mono y un elefante loco. Nos riamos todos, nadie entiende lo que es tener espacio en el corazón.

Parada como un liquen pensaba -los ríos ondos corren en silencio, los arroyos son ruidosos-
Abrigándome de consejos entro en una gran embajada mental donde me siento en un comodo sillón a esperar. A través de la ventana entreveo el centro, el ritmo del mundo, muchas coreografías sociales y sujetos tácitos.

El secreto intravenoso es pierdo las lapiceras.

Cuando venís ami, esa hemiplejia.
Toxinas.

¿No estás harto de no saber de qué sos rehen?

No es ni amor que se hecha a perder, ni un shampooh frutal, ni las habladurías de una hamaca. Es la eterna moraleja y no sale en la tele, es algo que decidí hoy, es el simulacro, es un jueguito de palabras un poco degenerado. Soy yo. Y no siento nada.

Soy yo , una persona escenográfica en la misma matemática barrial, y vos que venís a mi.

Y yo estaba en ese lugar y flameaba esa bandera.
Y venís a mí con un giroscopio, floreciendome por dentro calorías enlatadas de algún chiste vencido.
Y yo estaba ahí en la ruleta, corriendo dentro de mi cuerpo.
Y venís de nuevo a hervir mis cimientos.
Y venís y yo estaba ahí.