Otro texto ideal para cuando perdés el control remoto: "Pasajera en trance."

Estoy. Todavía no asimilo el concepto pero sigo mirando todas las verdades. Mi piel esta cansada. Avanza el pavimento, hay llano, y nunca veo el mismo poste de luz. ¿Cómo sabes que es el final del viaje si estas viajando conmigo?
Genial sería, reclinar el asiento para ver mejor esa laca y levadura entre los dos, que ya para esta hora monopoliza mi mente. De a ratos me conmueve mi somniloquía y reflejo algunos destellos de pensamientos incongruentes como -las milanesas son riquisimas, inclusive un poquito frías- y -ahora todos los sapos son "Pepe"- que luxan mi mente en el limbo leporino de la idiotez silvestre.
Ante la desidia de tus ojos, rifo mi incertidumbre y todas mis acciones se ven acompañadas de un pulover que pica.
La primera vez que le vi las manos mis ojos hicieron gimnasia artística. Y cuando pestañee se caía la mampostería de mi carácter y todas las tazas se manchaban con café. Ahora estoy. Yo, bien analógica, te imputo y meto al lavarropas esta fuga de ideas y esta agitación improductiva que convulsiona mis mandamientos anticaspa. Admirarte es despreciable, busco alguien charleston y vos solo me das caries.
Que cambien las cuerdas y afinen mi cerebro.

Un amor real es como vivir en aeropuertos.